Recostada en perfumes, dormías.
El reloj en el suelo – de espaldas – se oía.
El cobre cubría tu rostro y tu almohada.
El aire en puntillas tu cuerpo erizaba
Arando cenizas: vapor y agonías
deshojaban cielo, en tus muecas frías.
De perfil la luna – cayendo – te daba
un cocktail de llamas en blanco; cuajaba
tu lacio y espeso cabello de oriente.
Deja que tus ojos pasen el poniente;
que tus sueños pisen, poblando mañanas,
cual juegan mis anisas frente a tus ventanas.
¡Que brinque la sangre!, ¡que hierva lo tenue!,
¡que vuelen las rosas, y que aromas cuelguen!
7 comentarios:
Oficio de poeta en estas letras..logrado soneto lleno de dias de gloria..de oriente al poniente ..desparramando bellezas de luz..Que vuelva todo a repetirse..sinfin..y a pasar frente a tu ventana..tanta poesia!!!!
Felicidades
Bello soneto, Felicitaciones.
Un abrazo
Joven hermoso poema, Felicitaciones no deje de escribir.
Un Abrazo cordial
Es una auténtica delicia leerte.
Ahora coges una rima consonante y bordas tus pensamientos con hilos de sueños en un soneto precioso.
Un beso con toda mi admiración.
Con escritores como tú se honra este lugar mi querido amigo.
Es un placer inenarrable tenerte aquí.
Un abrazo con mi admiración y respeto.
Sublime
Maravilloso...no se me ocurre nada mejor que pueda describirlo....maravilloso soneto..
Un saludo..
Elizabetta..
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