12 de octubre de 2010

SONETO

 
 
Recostada en perfumes, dormías.
El reloj en el suelo – de espaldas – se oía.
El cobre cubría tu rostro y tu almohada.
El aire en puntillas tu cuerpo erizaba

Arando cenizas: vapor y agonías
deshojaban cielo, en tus muecas frías.
De perfil la luna – cayendo – te daba
un cocktail de llamas en blanco; cuajaba

tu lacio y espeso cabello de oriente.
Deja que tus ojos pasen el poniente;
que tus sueños pisen, poblando mañanas,

cual juegan mis anisas frente a tus ventanas.
¡Que brinque la sangre!, ¡que hierva lo tenue!,
¡que vuelen las rosas, y que aromas cuelguen!





7 comentarios:

Prudencio Hernández Jr. dijo...

Oficio de poeta en estas letras..logrado soneto lleno de dias de gloria..de oriente al poniente ..desparramando bellezas de luz..Que vuelva todo a repetirse..sinfin..y a pasar frente a tu ventana..tanta poesia!!!!
Felicidades

Tu y Yo dijo...

Bello soneto, Felicitaciones.
Un abrazo

Martin Santillani dijo...

Joven hermoso poema, Felicitaciones no deje de escribir.
Un Abrazo cordial

María dijo...

Es una auténtica delicia leerte.
Ahora coges una rima consonante y bordas tus pensamientos con hilos de sueños en un soneto precioso.
Un beso con toda mi admiración.

Anónimo dijo...

Con escritores como tú se honra este lugar mi querido amigo.
Es un placer inenarrable tenerte aquí.
Un abrazo con mi admiración y respeto.

Gallego Rey dijo...

Sublime

Elizabetta Puig dijo...

Maravilloso...no se me ocurre nada mejor que pueda describirlo....maravilloso soneto..
Un saludo..
Elizabetta..