La luz ilumina su pequeña cara
generosa de poner claridad a su ignorancia,
pero la oscuridad de las letras se mete en su infantil cabeza.
Las ganas de saber hacen de su cuerpo el deseo
ansiado este por buscar el conocimiento
intentando lentamente saber lo no conocido.
Tan solo conoce la enciclopedia del campo y del trabajo
leyendo y escribiendo en el surco a golpe de sudor y frío
en su arado la ortografía no existe pero le da de comer.
Con solo doce años ya sabe mucho de lo que le rodea
la ciencia del saber intenta conocer sin miedo
sin impedimentos que tapen sus ganas de creer
pero el tiempo sigue sin darle tregua
conocedor de su triste vida
conocedor del espacio que no tiene
donde la niñez se formo sin juguetes
donde no hubo espacios intermedios de vivir
haciéndose mayor sin remedio en este mundo cruel.
Sus oídos se alegran con la lectura de bocas ajenas
poniendo interés por las palabras
esas que sabe hablar pero no leer y menos escribir
poniendo como meta que sus hijos no sigan su ejemplo
intentando que su pesadilla no sea el sueño de otros.
2 comentarios:
Una entrada que hace pensar, tu historia poema
es un testimonio de tantos niños que crecieron sin juguetes !!!!!! terminas el ciclo de estas fiestas con un testimonio que hace temblar..en la noche de reyes recordaré y reeleré tu poema!!! txapeldun, felicitaciones, un abrazo
Begoña
Tu texto me recuerda alguna imagen de vidas leídas o tal vez escuchadas al amor de alguna lumbre de hogar.
Un abrazo.
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