17 de enero de 2011

POSTRADO

 
 
Postrado en  mi cama,
el tiempo pasa lentamente,
las estaciones no se detienen
pero mi vida sí.
En esa posición miro el techo,
visión única pero no exclusiva
que me hace perder la esperanza
sin creer en la existencia.
Aquí tumbado,
con alguien a mi lado,
que como si fueran mis manos
me cuida y me asea,
es parte de mi,
los dos somos uno.
Confesor por motivos,
de mis pensamientos y preguntas,
de la verdad y de la mentira
en definitiva de mi mismo.
El silencio se espesa y endurece,
en mi habitación al preguntar….
¿Por qué estoy aquí? ,
¿Qué he hecho?,
preguntas sin respuesta.
La vida pasa y yo quisiera quitar,
más mi cuerpo inerte,
simplemente es cuerpo,
el espíritu se fue,
ese día que cambio mi vida,
ese día que deje de ser.
Esperanza perdida,
en este mundo infeliz,
esperando la huida,
esperando la muerte,
esperando dejar de existir.

 
 
 



2 comentarios:

María dijo...

Cuando en un cuerpo y una mente se instala la dejadez y sólo se espera la muerte, algo anda mal, muy mal.
Siempre hay un motivo para vivir, para sonreír, para volver a empezar.
Siempre!
Un beso Santiago.

Anónimo dijo...

Gris como la tristeza tu texto. Ojalá que poco de esto se consolide en tu vida. Sabés una cosa: Santiago viene de Jacob y significa "el que cambia". Tal vez no te interese o tal vez ya lo sepas, pero para mi Jacob es el personaje más fascinante de la Biblia. El tipo nunca se conformó con lo que le tocaba y aún engañando, testarudo, empecinado, contra todos los pronósticos logró lo que quería. Tal vez me meta en un problema, pero estoy seguro que esa es al imagen de "Hombre" que a Dios más le debe placer, porque no espera solo que se le de, que le caiga el milagro en las manos, va por él y si no lo encuentra, lo fabrica.

Abrazo y arriba!!