7 de mayo de 2011

LOS NARANJOS, DE MI CALLE BUS

 
 
En mi calle,
había, naranjos,
pequeñitas plantas,
que cuando daban
sus frutos,
naranjas amargas,
las comíamos,
así como venían,
del árbol;
en la primavera,
los azahares, con ese
olor especial, dulzón,
llenaban de risas,
y aromas,
en la calle,
bus,que rememoro,
y traigo a colación;
en mi memoria,
intocable, de pequeña,
disoluta, llena de barro
en las rodillas,
gritando cual loca,
por algún personaje,
inventado, por nosotras,
mujeres de la infancia;
cuidado! Las piernas,
gritaban, desde el portal,
de la casa,
por que,
pues esas piernecitas,
delgadas,
debían entrenar,
a las seis,
en la danza,
del segundo acto de Aida;
mis naranjos,
no existen,
se los mató con
la industria,
que contamina,
pero a mi recuerdo,
no lo contamina,
nadie, nada,
ni enferma ,ni sana,
están ahí presentes,
mis arbolitos
de la calle bus!

 
    

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Lidia, hermoso poema y es verdad nadie puede contaminar nuestros recuerdos, son nuestros.
siempre es un placer leerte.
besitos para ti, que Dios te bendiga.

Aurora dijo...

Te entiendo perfectamente, queda poco de aquello.
Pero queda algo muy especial, tu recuerdo, y eso sí q nadie podrá arrebatártelo.
Un abrazo, pasa feliz fin de semana.

Tatiana Aguilera dijo...

Lidia:
Los recuerdos son puros, perviven en la memoria siempre claros, siempre transparentes...
Tengo una curiosidad, no entiendo ¿por qué elegiste esa imagen?...Besos.

María dijo...

Nuestros recuerdos perviven mientras pervive la vida de nuestra mente.
Estamos hechos de ellos y los cargamos en nuestro corazón como bellas gotas de rocío.
Un beso querida Lidia.