19 de octubre de 2010

Finisterre

 
 
El sol esparciendo el otoño disculpa su ausencia
entre las horas muertas que acompañan al ocaso.
Llueven gaviotas en Finisterre
que apuran los rayos tenues que ya se van en su búsqueda marina.

Las almas recogidas de los muertos otean el horizonte,
como las gaviotas,
espiran resignados un nuevo ayer.

En las azoteas de los acantilados brilla el silencio
y la voz de un mar hambriento recorre las almas de los que aun viven.

Sobre su lecho de estrellas, la luna descansa
y yo escribo en estos atardeceres vacíos sobre la nada,
esperando un gesto de misericordia que me libere
de mi caminar errante hacia tu encuentro.

Así que dirige tus pasos hacia mi presencia,
que si tú me aguardas será en vano.

Anclado a esta nostalgia te espero
aquí, en donde el sol se muere esparciendo el otoño,

Más allá, no me busques, ya no queda nada.







5 comentarios:

Ángel Saguar dijo...

Las almas recogidas de los muertos otean el horizonte,
como las gaviotas,
espiran resignados un nuevo ayer.

Excelentes metaforas
Magnifico poema.

Un saludo

María dijo...

Lleno de metáforas, pides que regrese a ti, porque estás en Finisterre, Donde terminaba la tierra.
Magnífico juego de imágenes en un bello poema que usa recursos estupendos.
Es un placer leerte, Querido amigo.

El Sentir de los Poetas dijo...

Poetas del Mundo... y tanto!
Recoger textos como éste, es un honor.
Gracias por estar en este lugar y además llenarnos de belleza.
Un beso.

Gallego Rey dijo...

Sigo pensando que me tenéis en un pedestal demasiado alto, solo escribo poesía, o lo intento.

Elizabetta Puig dijo...

Estimado Gallego Rey...la virtud del héroe es no saberse que lo es...
Espectacular forma de decir..
Un saludo

Elizabetta