Guardo tu delicadeza en el bies de mis ojos
aunque todavía mis retinas no te hayan descubierto
Estoy herido y muerto, pero tu pureza me regala horizontes,
alas de mariposa, esperanzas que no saben de enlatados
Te debo la elevación de mis momentos
la suavidad de una mañana en tus manos
la solidez de tu postura en la vida
Te agradezco las ganas con que acribillas mis debilidades
la dulzura que me siembras en el pecho y los hombros
la comprensión con la que me recibes la confianza
Te agradezco que estés ahí, muy cerca
tanto
que no hay unidad de medida que pueda distinguir la distancia
que no hay nada que jure que ayer no te vi a mi lado en la cama
(acariciándome el rostro entre dormida y tibia)
Gracias a ti
la que cruza todos mis semáforos en rojo, la que en azul se pierde
la que siempre tiene llenos los bolsillos de sonrisas por regalarme
a ti, solo a ti, mil gracias
porque con el rubor de tu dedo inventándome me alcanza
porque para abrazar universos u oler diminutas flores
con tu presencia me basta
porque siento que puedo apoyar mi cabeza en tu falda… y descansar
3 comentarios:
Encontrar un hombro, una falda o unas manos que presten su apoyo y su dulzura, es algo que todo ser sensible necesita.
Hermosísimo poema que, una vez más, despierta lo más tierno de los corazones.
Es un placer leerte y tenerte aquí
Este lugar, que es el refugio de amores, desventuras, alegrías, llantos o nostalgias, se viste de gala para recibir este hemoso poema que, como siempre nos regalas con toda tu grandeza.
Un beso, querido amigo.
En el bies de tus ojos
o el bies de su mirada
y con "semáforos en rojo"
anhelas tu enamorada.
no debería resistir, tanta pasión
ni tus versos con-sentidos
no puede olvidar, no debe olvidar
que así cantas tú
¡Felicidades , cantas ilusiones , sueños distancias, con alma de bohemio!
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