23 de octubre de 2010

ME SOBRA EL CORAZÓN




Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos de mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella.
Y busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué?... no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?

Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.

Me sobra corazón.

Hoy, descorazonarme,
yo el más acorazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.


Miguel Hernández

De "Otros poemas"

 
 



5 comentarios:

María dijo...

El Centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández en el presente año 2010 supone una oportunidad irrepetible de mostrar la riqueza de su legado.
Ha de ser esta una efemérides que, más allá de 2010, sirva para hacer reflexionar a cualquier persona acerca de la figura del poeta, de su pasado más cercano y del futuro todavía por venir, siempre sin miras estrechas o localistas, y sí universales, como la obra hernandiana.

Elizabetta Puig dijo...

!!!!!Joooooooooooooo....r!!!!
(¿Se podrán decir palabrotas?
No se si se pueden decir palabrotas)
Que manera de desayunarme un sábado...esto si que es una absoluta y tremenda maravilla de escrito....No puedo pensar en cuanto nos hemos perdido de Miguel, !cuanto!...quizá era ese su destino...poco, pero espectacular...
Gracias por traerlo.
Un saludo

Elizabetta

Ángel Saguar dijo...

NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.


Gracias Maria, aquí te dejo uno de los más hermosos poemas de Miguel Hernandez.

Un saludo

Abedul dijo...

Precioso Maria, bello gesto, bella lección de ir a
beber a nuestros insignes escritores...cuando el cora
zon está vacio huerfano de una perdida dolorosa...tienes recursos y espiritu para remontar tu pesar y dias amargos. estoy contigo un abrazo inmenso Begoña.

El Sentir de los Poetas dijo...

GRANDE MIGUEL HERNÁNDEZ!