23 de noviembre de 2010

Cenizas que quiren volver

 
 
Recuerdo la tarde que dejaste el llamado en el teléfono, el mensaje decía ¿tengo una duda? confirmo que me sorprendió tanto que no dije nada, pero la pregunta, como extraña comenzó a preparar en mi corazón alguna respuesta posible.
Me encontraba en el bar donde fijaste el encuentro, estaba ansioso reclamando tu presencia, el café que había pedido se estaba enfriando y el sonido de la cucharita haciendo girar el, café en círculos incrementaba el suspenso de la espera.
Llegaste no se de donde, te pregunte, ¿tomas algo?, ¿si?, contestaste, ¿un café, dijiste?, y el mozo no tardo en traer el encargo.
Estábamos sentados frente a frente y comente la pregunta de rigor, ¿Cuál es la duda ¿siguieron minutos de silencio que solo serian quebrados por la cucharita revolviendo el aromático café.
Pasados esos silencios, con tono grave en tu vos a causa del cigarrillo, qué en gran cantidad fumabas, preguntaste. ¿Por qué terminamos?
La pregunta salió de tus labios color carmesí y quedo flotando en el aire, suspendida en el espacio que nos separaba como buscando una respuesta para anidar en ella.
(Teníamos puntos de vista diferentes, en todas nuestras conversaciones no congeniábamos ni en el saludo y solamente en nuestros silencios, había paz, pero en cualquier momento comenzaba la guerra).
¿Supongo que habremos cambiado con el paso del tiempo?, sonó tu vos nuevamente con cadencia melodiosa como esperando un si.
¿ Y eso que cambia?, ¿conteste?, y comencé a vislumbrar lentamente la pregunta, motivo del encuentro y otra ves su vos como martillando con el mismo énfasis anterior, me dijo.
¿ Donde hubo fuego? Y en mi mente se dibujo la respuesta, ¿cenizas, quedan?, Y esas cenizas querían volver, (pensé).
Yo me había hecho un fuego, producto de un amor incondicional, sincero y sin dobleces, un fuego que no tenia nada que ver con el de años atrás que se fue consumiendo lentamente producto de una incomprensión mutua ante lo cotidiano , terminando en cenizas y ahora esas mismas quieren volver y apagar el fuego, este que arde en mi corazón con toda intensidad y me encuentro muy feliz y no pienso dejar
Abrí mi boca por última vez y estas fueron mis palabras, ¿Gracias por la charla?, le dije.
¿Te vas ¿Me respondido y muy rápido conteste, este fue mi ultimo café, ¡adiós!, y me fui cantando bajito, ese tango que dice:* “cuantas veces con un cuatro a un envido, dije quiero, y otras veces me fui a barajas, sobrando 33”...
(Tenia las de ganar y la deje, pasar.).
* estrofas del tango “cuando me entres a fallar “ Flores y Aguilar










7 comentarios:

El Sentir de los Poetas dijo...

Hermosa y triste historia de desencuentros.
Cuántas veces podemos tocar con la mano lo que amamos y sin embargo... nos damos la vuelta y lo dejamos pasar.
Un abrazo querido Robi.

Silvia dijo...

Me encanta cómo os ha quedado el blog.
Es tan difícil dar la espalda a lo que amamos y dejarlo atrás, que yo no podría.
Bonito y reflexivo texto, Robi.
Un abrazo.

María dijo...

A veces los amores de antes, vuelven tarde.
Demasiado tarde, buscando ascuas donde ya sólo quedan cenizas o hay una nueva llama.
Hay veces que se deja el tren de la vida pasar...
Un beso Robi, precioso texto.

Kheila Vizarraga dijo...

Interesante

Espero q pases por mi blos y t agas seguidora, gracias.

Anónimo dijo...

Querido Robi, hermoso poema, es dificil darle la espalda al amor o tal ves nos damos cuenta demasiado tarde que era amor.
Es un placer enorme leerte, me encanto.
besitos para ti, que Dios te bendiga.

Yenni dijo...

me encanta!!
pasate!
http://rsgyenni.blogspot.com/

Ángel Saguar dijo...

Hermosos versos.
Recorren los caminos de las dudas,
cantan las derramas de la vida.

Un saludo