Mujer,
que escondes,
criatura
abandonada,
en la mitad
de la niñez?;
dime, pequeña
solo sirves para servir,
por ello
nos
servirás,
con diligencia,
y alegría,
madrugarás,
servirás el desayuno,
en nuestros lechos,
no pretendas
un céntimo jamás!
ni recreo, ni paseos,
nada pretendas
Cinderella;
como esclavos
inventados,
hoy hay esclavos
que existen,
en las peores
condiciones,
de la Cinderella
del cuento!
3 comentarios:
Mi deseo sería que no hubiera personas que fueran cenicientas de nadie.Pero la sociedad es así de cruel.
Bonito poema
Saludos
Un poema genial Lidia. Cenicientas las hubo, las hay y las habrá siempre porque la sociedad es así. Nunca aprendemos a pensar y hacer crítica de nosotros mismos. Siempre vemos en los demás cosas que -incluso generamos- porque siempre es más fácil criticar o abusar de los demás que hacerlo de nosotros mismos.
Muy buena entrada.
Un fuerte abrazo.
Un estupendo poema que nos cuenta de todas la cenicientas que en el mundo han sido y... serán.
Un beso, mi querida Lidia.
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